Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
Una comunicación basada en la confianza es uno de los pilares fundamentales que supone el inicio de una relación terapéutica. Para esto, cada integrante del vínculo cumple ciertas consignas. Mientras que el paciente debe sentirse capaz de preguntarle todo lo que quiera al médico, éste tiene que contar con la capacidad de ofrecer una ayuda empática, de escuchar y de responder todas las inquietudes del consultante.1
Sin embargo, esta alianza estratégica entre ambos no es perfecta. A veces, el médico oncólogo carece de tiempo para verificar la comprensión de lo informado y, otras veces, no es lo suficientemente claro en las indicaciones a seguir, entre otras barreras. Por su parte, los pacientes no siempre pueden comunicar con claridad cómo se sienten tanto física como emocionalmente ya que, en varias ocasiones, tienen ciertas creencias que los limitan a la hora de expresarse con su médico.1
Derribando mitos
A continuación, abordaremos las principales creencias que se forman en el imaginario de los pacientes:1
- “Mi médico tiene poco tiempo y tiene que atender a mucha gente, no puede perder tanto tiempo conmigo”.
El trabajo del oncólogo es llevar adelante el tratamiento y para esto es necesario que el paciente comprenda en qué consistirá el mismo en su totalidad. Por eso, el momento de la consulta es tan importante como recibir el tratamiento. El médico tiene que dedicar todo el tiempo que necesite el paciente hasta que todas sus dudas estén resueltas.
- “Si le cuento al médico sobre mis malestares físicos va a pensar que el tratamiento no está haciendo efecto o va a creer que soy un paciente muy demandante”.
Es fundamental que el médico esté al tanto de los síntomas que está teniendo el paciente para que juntos puedan encontrar una solución, ya que muchos efectos adversos pueden manejarse. Aun cuando se presentan este tipo de pensamientos, la mejor opción es ser honestos con el médico y comunicarle absolutamente todo lo que sucede, para que el profesional de la salud acompañe y ayude a sentirse mejor.
- “Ya le dije que me sigue doliendo, pero debe ser normal”
Tener dolor físico no es una opción. Lo importante es tener la mejor calidad de vida posible sin molestias. Por eso, es imprescindible comunicarse abiertamente con el médico y volver a comentarle que se sienten molestias con el tratamiento en curso.
Con respecto a las decisiones en las opciones de tratamiento, recordemos que las mismas pueden tomarse en conjunto. Hablar con sinceridad es un requisito para que tanto los pacientes como los médicos trabajen en equipo eligiendo el tipo de terapia más adecuado para cada caso.1
Asimismo, ¿sabías que en Argentina la salud y la información son un derecho? Hacelos valer para tomar mejores decisiones.2
