Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
A lo largo de la historia, la música ha jugado un papel clave en el desarrollo del ser humano, formando parte de todos los ámbitos de su vida. Si bien sus efectos sobre el estado de ánimo de las personas son innegables, no fue hasta el siglo XIX cuando la musicoterapia realmente comenzó a considerarse como un tratamiento terapéutico formal (1).
De esta forma, la musicoterapia podría definirse como la utilización de la música para alcanzar objetivos terapéuticos; esto es, la recuperación, conservación y mejoría de la salud mental y física (1).
Conocé sus efectos
Distintas disciplinas han determinado impactos específicos de la música sobre el organismo. Entre los hallazgos más notables se encuentran los siguientes (1):
● Algunos estudios han descubierto la influencia de la música sobre parámetros internos como la presión arterial o el ritmo cardíaco.
● La música favorece la rehabilitación motora, a través del baile, al estimular los circuitos cerebrales entre la corteza auditiva y la motora.
● Existen estudios que documentan resultados positivos de la música sobre la comunicación, el lenguaje y la memoria.
● La música tiene efectos en el cerebro a nivel neuroquímico, influyendo en los circuitos de recompensa y placer, estrés y excitación, así como en las zonas encargadas del sistema inmune y las relaciones sociales.
Descubrí la musicoterapia
A continuación, te detallamos algunos de los campos en los que la música ha sido utilizada como herramienta terapéutica (1):
● Alzheimer y otras demencias: las sesiones de música clásica podrían lograr una mejoría considerable en el estado cognitivo y emocional de pacientes con trastorno leve y moderado; aumentando la memoria, la orientación, y disminuyendo síntomas ansiosos y depresivos.
● Trastornos del espectro autista: el empleo de estrategias de enseñanza que involucren la escucha de música y la interpretación de canciones, propician y ayudan a mejorar la producción verbal y las respuestas independientes. Además, apoyan las habilidades interpersonales como el contacto visual y la atención conjunta, estimulan el aprendizaje de conductas de autocuidado e incitan el juego y la participación.
● Retraso del desarrollo y trastornos de aprendizaje: la música, el baile y las canciones, podrían ayudar a incorporar comportamientos sociales y a que el paciente pueda responder a instrucciones. A su vez, ayudan a mejorar procesos como la comunicación, la imitación verbal y la memoria.
● Trastornos psicomotores: a través de ejercicios que involucran ritmos, se puede estimular la agilidad, el equilibrio y la coordinación corporal de los alumnos sometidos a esta terapia.
● Dificultades de comunicación: el canto como una herramienta para mejorar el habla y lenguaje se utiliza como una vía alternativa de comunicación para aquellos niños que presentan dificultades para hablar.
● Déficit de atención e hiperactividad: se acude a la composición musical como una forma de ejercitar la atención en una tarea específica. También, se utiliza el ritmo como una vía para la organización interna y el control de impulsos.
● Déficits sensoriales: la composición musical grupal en niños con disminución auditiva puede mejorar las relaciones interpersonales, así como estimular el desarrollo del lenguaje. Por otro lado, las personas con déficit visual pueden responder muy bien a estrategias que involucren música, ya que les permite disfrutar actividades en las que tienen plena competencia, satisfaciendo necesidades de tipo emocional.
● Oncología: en esta área se utiliza la música como una forma alternativa para ayudar a combatir el estrés que la enfermedad provoca. De todas maneras, no existen resultados concluyentes de que la música logre disminuir el dolor.
● Pacientes de cardiología: se somete a los pacientes a sesiones programadas de música tranquila (comúnmente elegida por ellos) o música sinfónica acompañada de sonidos de naturaleza, con el fin de ayudar a disminuir el estrés. Este ejercicio ayuda a regular la respiración y las pulsaciones, contribuyendo al proceso de rehabilitación.
● Neonatos: los estímulos auditivos rítmicos acompañados del sonido de la voz de la madre pueden tener un efecto relajante en los recién nacidos.
● Pacientes quirúrgicos: la música es utilizada para ayudar a controlar la ansiedad de pacientes que van a someterse a una operación, así como de aquellos que se recuperan de un procedimiento quirúrgico, a fin de ayudarlos a paliar el dolor.
Revalorizá el poder de la música
Si bien muchos de los datos recopilados en las investigaciones realizadas sólo son válidos en contextos concretos, la musicoterapia continúa en una fase de estudio de manera interdisciplinaria para ser considerada una corriente terapéutica formal y fundamentada (1).
Lo que sí está comprobado científicamente es el potencial que tiene la música para aportar una sensación de bienestar, reducir el estrés, facilitar relaciones interpersonales, modular el sistema cardiovascular y equilibrar y fortalecer el sistema inmunológico (2).
De esta manera y mientras la ciencia trabaja para alcanzar el aval académico de la musicoterapia, ¿qué tal si ponemos play?