Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
La AR, una enfermedad inflamatoria crónica autoinmune de causa desconocida, afecta principalmente a las articulaciones y, de no ser tratada a tiempo, puede producir destrucción articular, discapacidad física y alteración de la calidad de vida. (1)
Esta enfermedad causa dolor en las articulaciones, rigidez, hinchazón y disminución del movimiento articular.
La AR afecta más frecuentemente a mujeres entre los 20 y 50 años. Si bien no es hereditaria, los familiares de personas con AR pueden ser más propensos a padecerla debido a factores genéticos.
Tratada a tiempo y con los controles periódicos pertinentes es posible mantener una buena calidad y expectativa de vida, pudiendo realizarse actividades personales, familiares/sociales y laborales sin mayores dificultades. (1)
Una vez diagnosticada es recomendable comenzar los tratamientos cuanto antes para obtener mejores resultados. Es importante que tanto el paciente como familiares y allegados aprendan a convivir con ella. En este sentido, la consulta con un especialista reumatólogo es fundamental.
Síntomas
Sus síntomas más típicos son dolor, tumefacción y rigidez o dificultad de movimiento en diversas articulaciones pequeñas y grandes. Las más afectadas son las pequeñas articulaciones de las manos y los pies. Los síntomas generales incluyen cansancio, sensación de malestar, fiebre ligera, falta de apetito y pérdida de peso corporal. También es posible experimentar manifestaciones en otras partes del cuerpo cuando la enfermedad ya está establecida, como la piel, los vasos sanguíneos, el corazón, los pulmones, los ojos y la sangre. (3)
El síntoma inicial más habitual es la rigidez articular en la mañana, mayormente en manos y pies. Ésta puede estar acompañada por cansancio, fiebre, pérdida del apetito y debilidad muscular. (3)
La AR tiene una evolución variable, sin embargo, es común que el trastorno evolucione durante muchos años o a lo largo de toda la vida, con períodos en los cuales los síntomas son más notorios. En estos períodos, las articulaciones afectadas pueden estar hinchadas y calientes, con dolor y dificultad para moverlas.
Causas
Si bien no se conocen las causas de la AR, sí se sabe que existen factores genéticos y no genéticos en su origen.
Factores genéticos:
Antecedentes familiares: un factor de riesgo a tener en cuenta es si padres, abuelos, hermanos o familiares cercanos de una persona han padecido o padecen AR. De todas maneras, esto no implica que la persona desarrolle la enfermedad. (3)
Factores no genéticos:
Infecciones: La AR podría desencadenarse o agravar su curso debido a infecciones causadas por diversos virus o bacterias. En relación a este punto es muy importante aclarar que la AR no es una enfermedad contagiosa que se transmita de persona a persona.
Hormonas femeninas: cuando éstas -particularmente los estrógenos- manifiestan menor actividad en el organismo tal como sucede durante el posparto y en la menopausia, la enfermedad podría aumentar el riesgo de desarrollarse. (3)
Tabaquismo y estrés: existe una relación entre el hábito de fumar, el estrés y el riesgo de desarrollar AR, sobre todo en las personas genéticamente predispuestas. (3)
Obesidad y tipo de alimentación: está demostrado que la AR es más frecuente en personas obesas. Mantener una alimentación saludable es recomendable para prevenirla. (3)
Tratamiento
Si bien no existe un tratamiento que permita curar la enfermedad es posible aliviar los síntomas y mejorar el pronóstico, mediante un conjunto de medidas terapéuticas, lo que impacta positivamente en la calidad de vida de los pacientes. (3)
Estas medidas generales se relacionan con el estilo de vida, el reposo y el ejercicio, junto con una terapia farmacológica y, en algunos casos, la práctica de intervenciones quirúrgicas. (3)
Cuanto más temprano se realice el diagnóstico, mejores serán los resultados terapéuticos. Es importante que el paciente siga en forma disciplinada las indicaciones de su especialista para controlar la enfermedad. (1,3)