Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
Entre las diferentes patologías que pueden afectar al corazón, existe la miocardiopatía. ¿Escuchaste hablar alguna vez de ella? Se trata de una enfermedad progresiva que afecta al miocardio (el músculo del corazón), y que cuando se presenta produce alteraciones en el bombeo normal del sistema cardíaco. Como consecuencia de eso, muchas veces el corazón se debilita, y puede resultar en una insuficiencia cardíaca.1
La gran pregunta es por qué puede suceder este tipo de falla en el corazón. Lo cierto es que una diversidad de factores pueden dañar al músculo cardíaco, desde una enfermedad coronaria hasta la ingesta de determinados medicamentos. Además, ¿sabías que puede afectar a personas de cualquier edad? Por eso, tratar y controlar esta patología es importante para prevenir la insuficiencia cardíaca u otras complicaciones.2
Tipos de miocardiopatía
Existen diferentes tipos de miocardiopatía, por lo cual el tratamiento adecuado dependerá de cuál se presente y la complejidad del cuadro. A continuación, te contamos algunas características de las principales variantes:1
● Miocardiopatía dilatada: es la consecuencia más común de la enfermedad de las arterias coronarias o de un ataque cardíaco. Por ende, suele producirse en personas de mediana edad, y con mayor frecuencia en hombres. Sucede cuando el ventrículo izquierdo del corazón se agranda y no puede bombear eficazmente la sangre desde el corazón al resto del cuerpo.1
● Miocardiopatía hipertrófica: la mayoría de las personas que desarrollan este tipo de miocardiopatía tienen antecedentes familiares. Si la afección se manifiesta durante la infancia puede ser más grave. Consiste en un engrosamiento anormal del músculo cardíaco, lo cual dificulta el funcionamiento del corazón.1
● Miocardiopatía restrictiva: es la menos frecuente y suele producirse más comúnmente en las personas mayores. Además, puede aparecer sin motivos o como consecuencia de una enfermedad en otra parte del cuerpo que afecte al corazón. Cuando sucede, el músculo cardíaco se vuelve rígido y al no poder expandirse, el corazón no logra llenarse de sangre entre cada latido.1
Este tipo de miocardiopatías se dividen en dos grupos: las infiltrativas y las no infiltrativas. Dentro de cada clasificación, hay una variedad de patologías que pueden desarrollarse, siendo algunas de ellas adquiridas, otras hereditarias o encuadrarse en ambos modos de adquisición. Por ejemplo, la amiloidosis es una miocardiopatía restrictiva infiltrativa cuyo compromiso cardíaco representa la principal causa de mortalidad en este grupo de enfermedades.3
Acerca de la amiloidosis
La amiloidosis se caracteriza por la acumulación de una proteína anormal llamada “amiloide” en el tejido del músculo del corazón. Esta patología, que se conoce también como “síndrome del corazón rígido”, es una enfermedad compleja que presenta distintos subtipos, dependiendo del tipo de proteína que se deposite. En algunos casos, puede tener un origen genético o hereditario, pero lo más frecuente es que no sea así, y que los síntomas aparezcan luego de los 60 años. Su diagnóstico oportuno es sumamente importante, ya que si no se realiza a tiempo puede alcanzar una mortalidad de hasta el 50%. Por ende, es fundamental que los cardiólogos conozcan en profundidad esta patología y estén actualizados en su diagnóstico y tratamiento.4,5
Diagnóstico de la miocardiopatía
A la hora del diagnóstico, existen varias maneras de confirmar la presencia de esta enfermedad. Tanto el electrocardiograma (ECG) como el ecocardiograma son herramientas útiles para el diagnóstico de las miocardiopatías.6
El electrocardiograma (ECG) se utiliza para medir la actividad eléctrica de los latidos del corazón que son las ondas eléctricas que viajan a través de este órgano y permiten que el músculo cardíaco se comprima y bombee sangre. El estudio con un ECG nos permitirá conocer la frecuencia y el ritmo de las contracciones del corazón.7
También podemos tener imágenes del corazón cuando los médicos solicitan un ecocardiograma (eco). En este caso, las ondas de sonido de alta frecuencia pueden arrojar información sobre diferentes características del corazón, como por ejemplo, su tamaño y forma, el grosor y cómo es el movimiento de las paredes del órgano. Por ejemplo, un ecocardiograma ante la amiloidosis cardíaca puede mostrar agrandamiento significativo de las dos aurículas del corazón, el tabique interauricular engrosado, así como un aumento en el grosor de las paredes de las ventrículas. Además, con este estudio se puede saber cómo es la fuerza de bombeo y si las válvulas cardíacas funcionan correctamente, entre otros aspectos.8,9
En conjunto, el ECG y el ecocardiograma pueden proporcionar información valiosa para el diagnóstico y la evaluación de las miocardiopatías. Sin embargo, como los síntomas de los diferentes tipos de miocardiopatía tienden a ser similares (fatiga, palpitaciones, dificultad para respirar, entre otros), su diagnóstico definitivo requiere una combinación de herramientas diagnósticas, como la historia clínica, el examen físico, los análisis de sangre y las pruebas de imagen. Por lo tanto, el profesional de la salud indicará cuál es el tratamiento que corresponde dependiendo de varios factores como el daño del corazón, la aparición de síntomas y el estilo de vida del paciente.1,10
El diagnóstico de una enfermedad cardíaca puede generar miedo y ansiedad. Si bien la miocardiopatía no se puede curar, sí se puede controlar con medicación, implantando dispositivos como los marcapasos, a través de una cirugía o, en casos más complejos, acudiendo a un trasplante de corazón como última opción. Por eso, siempre es importante no dejarse estar y consultar al médico.1,11
