Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
Una persona puede tener pólipos o cáncer colorrectal y no saberlo, ya que algunos pacientes no presentan síntomas, es decir, están asintomáticos. En estos casos, el tumor se diagnostica en una colonoscopia de cribado o se descubre mientras la persona se está realizando otros estudios por distintos motivos.1
Dentro de los síntomas de alarma que hacen sospechar la aparición del cáncer colorrectal, podemos mencionar los siguientes:1
● alteración del ritmo intestinal.
● dolor abdominal.
● rectorragia (sangre roja en las heces) o hematoquecia (sangre mezclada con las heces).
Asimismo, pueden presentarse síntomas que pueden ser vagos e inespecíficos que son aquellos que el paciente percibe. Los mismos pueden ser producidos por el tumor primario o por las metástasis cuando ya se diagnostica avanzado:1
- Tumor primario: éste genera cambios en el hábito intestinal, tales como estreñimiento, diarrea o ritmo alternante, eliminación de moco y/o sangre en las heces, dolor abdominal o pélvico. A su vez, una obstrucción intestinal está relacionada con manifestaciones como la ausencia de deposición, náuseas y vómitos, y dolor cólico abdominal.
- Metástasis: cuando el tumor se disemina a otras partes del cuerpo, puede aparecer una coloración amarillenta de la piel que se denomina ictericia, ascitis (líquido libre en el abdomen), dificultad para respirar (disnea), dolor óseo, dolor abdominal, etc, dependiendo del órgano en el que se localizan las metástasis.
El sangrado crónico puede provocar anemia y/o presentar un síndrome constitucional, es decir, disminución del apetito, cansancio y pérdida de peso.1
Por otro lado, a continuación se citan los signos que, en este caso, el médico puede notar con la exploración de estudios:1
● nódulos,
● masas en el abdomen,
● tumor rectal en el tacto rectal,
● organomegalias (aumento del tamaño de un órgano, por ejemplo el hígado),
● ascitis,
● adenopatias (ganglios aumentados de tamaño) y otros signos menos frecuentes.
Por último, es importante aclarar que estos signos no son exclusivos de cáncer colorrectal, también pueden aparecer en otras enfermedades benignas o malignas. Sin embargo, si el paciente manifiesta o percibe alguno de estos síntomas, es aconsejable consultar con el profesional de la salud para que realice el diagnóstico correspondiente e indique el tratamiento necesario.1
