Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
¿A qué edad se considera “anciana” a una persona? ¿Quiénes entran dentro de la categoría de “adultos mayores”? ¿la “tercera edad” cuándo llega? Lo cierto es que, hace tiempo, se dejó de considerar al envejecimiento con una connotación negativa, asociándolo con términos como deterioro y degradación. Esa manera de pensar al paso del tiempo quedó obsoleta; hoy existe un nuevo concepto de envejecimiento apoyado en la calidad de vida (1).
Además, la evolución demográfica establece que la población de personas mayores de 65 años presentes en el mundo seguirá en aumento. Así, actualmente, no se considera al envejecimiento como un proceso involutivo sino, por el contrario, de evolución, crecimiento y desarrollo, basado, principalmente, en la experiencia de las personas mayores (1).
En consecuencia, estos cambios suponen la necesidad de crear estrategias rehabilitadoras y preventivas, que puedan retrasar o prevenir los problemas de salud relacionados con la edad (1). Por eso, nunca es tarde para empezar una nueva actividad, incorporar un conocimiento o cambiar el estilo de vida.
¿Te gustaría conocer algunos consejos para favorecer un envejecimiento saludable? Los siguientes cambios no sólo ayudan a mantener una buena salud en general, sino que también pueden colaborar a retrasar el proceso de envejecimiento, por dentro y por fuera (2):
● Mantenerse activo
El ejercicio puede reducir el riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes tipo 2, presión arterial alta y hasta algunos tipos de cáncer. Su efecto lleva a lo que los expertos llaman “compresión de la morbilidad”, lo cual significa que, con una vida activa, es posible retardar la pérdida de autonomía hasta edades muy avanzadas, por lo que el período de fragilidad se haría muy corto (2).
Por ende, se recomienda intentar realizar al menos 30 minutos de actividad física todas las veces por semana que puedas (2). Para más consejos e información, te invitamos a recorrer nuestra sección de “Ejercicio”:
● Mantener una dieta saludable
Existen todo tipo de planes para descender de peso, pero no se trata sólo de perder kilos; una dieta de estilo mediterráneo puede ayudar a evitar la demencia y minimizar otros riesgos para la salud. Este tipo de dieta, que tiene un alto contenido de frutas, verduras, cereales integrales, aceite de oliva y pescado, y un bajo contenido de carne, azúcar y alimentos procesados, puede ayudar a que las células funcionen mejor (2). Para encontrar más datos sobre este estilo de alimentación, visitá nuestro artículo sobre la dieta mediterránea:
● Procurar un buen descanso
La falta de sueño afecta la memoria, las emociones, el peso e incluso la apariencia. A medida que se envejece, suele ser más difícil conciliar el sueño, pero aún es necesaria la misma cantidad de horas de descanso. Para lograr dormir bien, se sugiere crear un espacio relajante, practicando técnicas de relajación y dedicándole el tiempo suficiente (2). Para más consejos, podés leer el siguiente artículo con consejos para el buen dormir:
● Evitar el consumo de tabaco
Al dejar de fumar, en tan solo 24 horas, hay una disminución en el riesgo de un ataque al corazón. En cuanto a los beneficios a largo plazo, las investigaciones científicas han demostrado que dejar de fumar reduce casi a la mitad el riesgo de muerte prematura de los fumadores de mediana edad (2).
El ejercicio puede ayudar a combatir las ansias de fumar y los síntomas de abstinencia y, además, estarías dedicando más tiempo a una actividad muy beneficiosa para la salud en general. Si ya intentaste dejar el tabaco y no lo lograste todavía, te invitamos a conversarlo con tu médico (2).
● Desafiar al cerebro constantemente
¿Sabías que no hay tanta diferencia entre el cerebro de una persona de 18 años y el de una de 100? Aprender un idioma o incorporar un saber nuevo, son maneras de abordar nuevas tareas, lo cual es algo que al cerebro le encanta. Proponerse, con frecuencia, desafíos distintos es una manera de mantenerse activo (2).
A su vez, hay muchas actividades de la vida cotidiana que van en esta misma línea, como, por ejemplo: leer el diario, escuchar la radio, salir a pasear, conversar con otras personas, ir al gimnasio, practicar natación o yoga, etc. Además, resolver crucigramas, sopas de letras y entretenerse con otros tipos de pasatiempos favorecen los procesos mentales como la atención, la memoria y la orientación (1).
Tradicionalmente, las personas mayores tenían asignado un papel pasivo en la sociedad, sobre todo desde el momento de su jubilación. Por el contrario, en la actualidad, han pasado a desempeñar un papel sumamente activo (1). Entonces, ¿qué tal si nos quedamos con lo que alguna vez escribió Gabriel García Marquez? “La edad no es la que uno tiene, sino la que uno siente”.