Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
Luego de un diagnóstico de cáncer de mama, existe la posibilidad de una recurrencia y una propagación del tumor. Frente a esta situación, existe una amplia variedad de tratamientos con excelentes resultados, los cuales permiten tener una muy buena calidad de vida. Hay tres tipos de recurrencias:
- Local: el tumor vuelve a aparecer en la misma zona donde había surgido por primera vez. Puede estar en el tejido mamario, en la piel, o en la cicatriz de la operación.
- Regional: en este caso, el tumor vuelve a aparecer en los ganglios linfáticos cercanos, en la mama del diagnóstico original, en la otra mama o en la zona regional.
- Distante (metástasis): el tumor se ha propagado a otras partes del cuerpo como los huesos, hígado, pulmones, etc.
Es importante detectar una recaída a tiempo ya que hay casos, recurrencias locales, por ejemplo, en los que el tratamiento puede ser igual de efectivo que en etapas tempranas. Cuanto antes se detecte una recaída, más rápido se podrán tratar y, posiblemente, mejores resultados se obtendrán.
¿Cómo darse cuenta del avance de la enfermedad o de una recaída?
No hay un síntoma específico que determine el cambio o avance de un tumor maligno, pero con los métodos diagnósticos de rutina se podrían llegar a ver nuevas lesiones. Es por ello que es tan importante realizarse controles periódicos y consultar regularmente al especialista. Entre las pruebas están:
- Mamografía: se utiliza tanto en etapa temprana como avanzada. Puede detectar tumores malignos a través de las imágenes obtenidas de la mama.
- Ecografía: también se utiliza en ambas etapas y es complementaria a la mamografía, ya que se pueden evaluar lesiones sólidas o quísticas que no pueden ser testeadas mediante la mamografía. Se usa con más frecuencia en mujeres premenopáusicas porque el tejido mamario es más denso.
- Biopsia: presente en ambas etapas. Cuando en la mamografía y la ecografía se pueden ver lesiones, entonces se realiza una punción para extraer células del tumor y chequear el subtipo molecular, lo que sirve para trazar la estrategia de tratamiento.
Cuando hay sospecha de que el tumor ha pasado a otras partes del cuerpo, es decir, que hay metástasis, entonces el médico puede solicitar algunos estudios complementarios para estudiar ese tumor, evaluar hasta dónde avanzó y los daños generados. Algunas de estas pruebas son:
- Tomografía axial computada (TAC): es un escaneo que detecta lesiones metastásicas en los distintos órganos (metástasis viscerales). A veces se utiliza contraste, una sustancia que se inyecta en el paciente y permite obtener imágenes de mayor claridad.
- Resonancia Magnética Nuclear (RMN): es un método de gran utilidad en la evaluación de lesiones óseas que comprometen columna vertebral y en la evaluación de la enfermedad en sistema nervioso central (cerebro, cerebelo y médula espinal).
- Centellograma óseo: es un escaneo que ayuda a conocer si hay metástasis en los huesos.
- Tomografía por emisión de positrones (PET): es un estudio que capta áreas metabólicamente activas por la enfermedad (metástasis). No se suele utilizar como método estándar, pero cuando la tomografía y el centellograma no llegan a definir la situación o la extensión de la metástasis, es de utilidad como complemento.
- Análisis de sangre: se realiza para chequear el valor de los antígenos o marcadores tumorales Ca 15-3, los cuales ayudan a determinar si hay metástasis y cómo está funcionando el tratamiento (estos marcadores también podrían aparecer a través de análisis de orina o biopsia).
El cáncer de mama metastásico puede presentar -o no- síntomas. De todas maneras, se debe prestar atención ante la aparición de alguno de estos síntomas:
- Dolor persistente en una zona específica
- Aumento del dolor
- Hinchazón
- Dolor de huesos y fracturas (en el caso de metástasis óseas)
- Mareos, dolor de cabeza o convulsiones (cerebral)
- Falta de aire, tos seca (pulmonar)
- Dolor abdominal, color amarillo en la piel (renal)
Ante cualquier signo o síntoma que genere molestia o dolor, es fundamental la consulta con el médico tratante. La detección temprana de una posible metástasis tiene un impacto importante en el tratamiento y pronóstico.