La fiebre es una preocupación común entre los padres y cuidadores cuando se trata de la salud de los niños. La temperatura normal en bebés y niños se sitúa en torno a los 36,4°C, aunque puede haber variaciones ligeras. Se considera una temperatura alta o fiebre cuando supera los 38°C¹, aunque, por lo general, tiende a ceder en un período de 1 a 4 días².
La fiebre es una respuesta natural del cuerpo para combatir infecciones. Hay diversos factores que pueden desencadenarla en los niños, desde enfermedades comunes de la infancia como la varicela y la amigdalitis, hasta la respuesta inmune propia de la administración de las vacunas².
Su bebé puede tener temperatura alta si:¹
• Sentís una mayor temperatura al tocar su espalda o pecho.
• Notás que está sudoroso.
• Observás que sus mejillas están enrojecidas.
¿Qué debo hacer si mi bebé tiene temperatura alta?
Por lo general, es posible cuidar a tu bebé o niño en casa cuando presentan fiebre. Es importante asegurarse de proporcionarles suficientes líquidos para prevenir su deshidratación. Si estás amamantando, ofrecé a tu bebé varias tomas para garantizar una hidratación adecuada¹.
Si sospechás que tu bebé tiene fiebre, lo más recomendable es verificar su temperatura utilizando un termómetro digital, ya que proporciona lecturas más rápidas y precisas. Esto te permitirá determinar si necesita atención médica¹.
Para tomar la temperatura de tu hijo correctamente, seguí estos pasos:¹
1. Sujetá al niño cómodamente sobre sus rodillas y colocá el termómetro en su axila; recordá que es preferible utilizar el termómetro en la axila con niños menores de 5 años.
2. Sujetá suavemente, pero con firmeza, su brazo contra su cuerpo para mantener el termómetro en su lugar durante el tiempo especificado en las instrucciones del fabricante, generalmente alrededor de 15 segundos. Algunos termómetros digitales emiten un sonido cuando han completado la medición.
3. La pantalla del termómetro mostrará la temperatura de tu hijo.
¿Qué debo hacer si mi bebé presenta fiebre?²
• Asegurate de que reciba una cantidad adecuada de líquidos; si está siendo amamantado, continuá con la lactancia de manera habitual.
• Ofrecele comida si muestra interés en comer.
• Realizá un seguimiento regular de su estado, incluso durante la noche.
• Mantené al bebé en un lugar cerrado y seguro.
• Administrá analgésicos si está experimentando malestar o incomodidad; verificá las instrucciones en el envase o consultá a un farmacéutico o médico de cabecera si tenés dudas sobre la dosis adecuada para tu hijo.
Solicitá una cita urgente con el médico de cabecera o el servicio de emergencias en los siguientes casos²:
• Bebés menores de 3 meses con una temperatura de 38 °C o más.
• Bebés de entre 3 y 6 meses con una temperatura de 39 °C o más.
• Presencia de otros signos de enfermedad, como sarpullido, junto con fiebre alta.
• Fiebre persistente durante 5 días o más.
• Falta de apetito o cambios significativos en los hábitos alimenticios.
• Síntomas de deshidratación, como ojos hundidos y falta de lágrimas al llorar.
• Rigidez en el cuello.
• Dificultad para respirar, respiración rápida o ruidos respiratorios anormales.
• Sensibilidad a la luz.
• Primer episodio de convulsión febril (no puede dejar de temblar).
• Tiene manos y pies inusualmente fríos.
• Cambios en el color de la piel, como tono azulado, grisáceo o palidez inusual.
• Dificultad para despertar o somnolencia extrema.
• Irritabilidad severa o confusión persistente.
Aunque puede resultar preocupante para los padres y cuidadores, es importante comprender que la fiebre en sí misma puede no ser una causa de alarma, sino más bien un indicador de que el sistema inmunológico está trabajando para combatir una enfermedad3. Sin embargo, es fundamental mantenerse atento a los síntomas e identificar cuándo buscar ayuda profesional en el cuidado de la salud de sus hijos.
Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.