Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
En primer lugar, es importante aclarar a qué llamamos infertilidad: cuando una pareja heterosexual mantiene relaciones sexuales sin protección durante un año y no logra conseguir o completar un embarazo de forma espontánea. En los últimos tiempos, esta problemática ha ido en ascenso y algunos factores que pueden explicarlo son el retraso de la maternidad, cambios en el estilo de vida y la exposición a variables ambientales.1
Además, la presencia de alteraciones en el aparato reproductor y de enfermedades como la obesidad, el síndrome de ovario poliquístico (SOP), endometriosis e hipotiroidismo y la baja calidad del semen, entre otras afecciones, también pueden condicionar la fertilidad.1
Con respecto a hábitos, se ha observado que el seguimiento de dietas desequilibradas en nutrientes, el sedentarismo, el estrés, el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, como la marihuana o la cocaína, influyen negativamente en la salud reproductiva.1
Varios estudios científicos aseguran que un estado nutricional adecuado juega un papel clave en la fertilidad. ¡Veamos cómo!1
La alimentación y la fertilidad
¿Hidratos de carbono sí o no? ¿Qué tipo de proteínas se aconseja? ¿Hay vitaminas que favorecen la fertilidad? La evidencia disponible indica lo siguiente:1-5
● Tanto el tipo como la cantidad de hidrato de carbono que se ingiere puede condicionar la fertilidad de hombres y mujeres. Una carga glucémica baja se relaciona con una mejoría de la fertilidad.
● El reemplazo de proteínas de origen animal por vegetal en la dieta favorece la ovulación.
● La ingesta elevada de grasas saturadas se asocia negativamente con la cantidad de espermatozoides y las grasas trans incrementan la resistencia a la insulina, por lo que aumenta el riesgo de presentar alteraciones en la ovulación y en la calidad de los espermatozoides.
● El seguimiento de dietas ricas en grasas monoinsaturadas puede tener un efecto beneficioso en la fertilidad de mujeres y hombres.
● La suplementación con omega-3 puede ayudar a reducir la concentración de testosterona y a mejorar la resistencia a la insulina en mujeres con SOP.
● El ácido fólico juega un papel esencial en la síntesis de ADN y ARN y, por lo tanto, en la reproducción. Se trata de un tipo de vitamina B que se encuentra naturalmente en los alimentos, como hortalizas de hojas verdes, frutas cítricas y frijoles. Su consumo es tan importante para el desarrollo del sistema nervioso central del bebé que los médicos suelen aconsejar suplementos desde meses antes de quedar embarazada.
● La vitamina B12, que se encuentra en el pescado, carne vacuna y de aves, huevos, leche y otros productos lácteos, es necesaria para el correcto desarrollo de la placenta.
● La vitamina D está asociada con el mantenimiento de la reserva ovárica. Puede encontrarse en los pescados grasos, como la trucha, el salmón, el atún y, en menores cantidades en el hígado de ganado vacuno, la yema de huevo y el queso.
● Por su parte, el calcio tiene un papel de gran importancia en la espermatogénesis, mientras que el hierro favorece la ovulación, interviene en la implantación del óvulo fecundado y reduce el riesgo de desarrollar complicaciones al inicio del embarazo.
En líneas generales, las principales recomendaciones para mejorar la fertilidad están relacionadas con el mantenimiento de un peso adecuado, a través de una nutrición balanceada y con la práctica de ejercicio de manera regular. La incorporación de una dieta con hidratos de carbono complejos y fibra, grasas monoinsaturadas, proteínas de origen vegetal y prestar especial atención al ácido fólico junto al resto de vitaminas mencionadas, es también aconsejable. En caso de no lograr el aporte de estos nutrientes a partir de la alimentación, se puede hablar con el médico para consultarle sobre la prescripción de suplementos.1
Contemplar el abordaje nutricional es un aspecto importante, tanto para la prevención como en el tratamiento de las alteraciones en la fertilidad de hombres y mujeres1. Sin embargo, ante cualquier situación que genere dudas o inquietudes respecto las posibilidades de concebir, es fundamental realizar la consulta con un médico especialista.